Hiperplasia Prostática

La hiperplasia prostática benigna (HBP) consiste en un crecimiento no maligno (no cancerígeno) en el tamaño de la próstata. Este aumento del tamaño de la glándula prostática es producto del estímulo androgénico.[cita requerida]

La próstata, al crecer, puede ir comprimiendo progresivamente la uretra y provocar, por tanto, dificultad al orinar. Esto sucede porque esta compresión impide el flujo de la orina desde la vejiga hacia la uretra hasta el exterior. Las posibles consecuencias son retenciones de orina en la vejiga o reflujo de la orina hacia los riñones y una necesidad de orinar frecuentemente. Si la inflamación fuera muy grave, puede bloquearse por completo el sistema urinario.

La Hiperplasia Prostática Benigna es una enfermedad muy común en los hombres: aunque generalmente comienza a partir de los 30 años, es muy raro que se manifieste antes de los 40. A los 60 años, aproximadamente, más del 50% de los hombres padece HBP y entre los 70 y 80 años hasta el 90% presenta alguno de sus síntomas.

Es el crecimiento no maligno (no cancerígeno) en el tamaño de la próstata (no confundir con hipertrofia, que indica aumento en el tamaño celular). El aumento del tamaño de la glándula prostática es producido por un aumento relativo de los estrógenos sobre la testosterona, que aparece en los hombres con la edad. La próstata, al crecer, puede ir comprimiendo progresivamente la uretra y provocar dificultad al orinar. Esto sucede porque esta compresión impide el flujo de la orina desde la vejiga hacia la uretra hasta el exterior.

Síntomas

  • Uropatía obstructiva
  • Retención urinaria
  • ITU
  • Litiasis
  • Polaquiuria
  • Nicturia
  • Dificultad para iniciar la micción
  • Disuria de esfuerzo
  • Goteo postmiccional

Consecuencias de la Hiperplasia Prostática:

Retenciones de orina en la vejiga o reflujo de la orina hacia los riñones y una necesidad de orinar frecuentemente. Si la inflamación fuera muy grave, puede bloquearse por completo el sistema urinario.

La Hiperplasia Prostática Benigna es una enfermedad muy común en los hombres: aunque generalmente comienza a partir de los 30 años, es muy raro que se manifieste antes de los 40. A los 60 años, aproximadamente, más del 50% de los hombres padece HBP y entre los 70 y 80 años hasta el 90% presenta alguno de sus síntomas.

Diagnóstico
El tacto rectal (palpación de la próstata a través del recto) puede revelar una próstata marcadamente agrandada y asperezas de textura que pudieran ser síntoma de cáncer.

Con frecuencia, se realizan análisis de sangre para testear la malignidad de la hiperplasia de la próstata: niveles altos de antígeno prostático específico (PSA) dan pie a posteriores estudios, tales como reinterpretación del resultado del PSA, en términos de densidad y % libre de PSA, tacto rectal, ultrasonografía transrectal, etc. Esas medidas combinadas pueden dar lugar a una detección temprana de cáncer, y exámenes urodinámicos.

Cirugía de Hiperplasia Prostática

Si el tratamiento médico fallase, puede necesitarse una cirugía de recesión transuretral de próstata (RTP). Esto involucra la eliminación de la próstata a través de la uretra. Hay un número de nuevos métodos de reducir el tamaño de una próstata hipertrófica, algunas de las cuales aún no se ha establecido plenamente su seguridad y los efectos colaterales. Incluyen varios métodos de destruir o eliminar parte del tejido en exceso. La fibra tiene un reflejo interno con un ángulo de 70 º. Se usa para vaporizar el tejido de la cápsula prostática. Los blancos laser KTP apuntan a la hemoglobina como el cromóforo, y típicamente tener una penetración de 2 mm (cuatro veces más profundo que el Holmium).

Otro procedimiento es con la «ablación térmica con Holmium de la próstata» (HoLAP), que ha venido ganando aceptación en el mundo.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial con el adenocarcinoma de próstata se establece a través de:

  • cuantificación de antígeno prostático específico (PSA) en sangre: se cuantifica tanto el valor total como la relación entre PSA libre y PSA total
  • ecografía prostática e índice prostático: se cuantifica el tamaño de la próstata y se relaciona con el PSA. El mayor tamaño es sugestivo de hipertrofia benigna de próstata.

Por último la prueba más fiable es la biopsia prostática, aunque es de gran complejidad en algunas ocasiones diferenciar el adenocarcinoma de la hipertrofia benigna de próstata.

Su pronóstico es bueno, suele provocar un síndrome miccional y el tratamiento con antiandrógenos suele tener buenos resultados en el caso de que la próstata sea mayor de 40 g, pero el tratamiento farmacológico siempre es tendiente a mejorar o disminuir los síntomas obstructivos e irritativos que son los que deterioran la calidad de vida de los pacientes. Este tratamiento a los síntomas se hace con alfabloqueadores, que relajan el músculo liso de la uretra y relajan la vejiga permitiendo una evacuación de orina casi normal y a su vez evitan la complicación más importante que es la retención urinaria aguda (RUA).

Salvo elevación marcada del antígeno prostático específico (PSA) en sangre, a valorar, es siempre el paciente el que indica la conveniencia de la intervención quirúrgica, en lo cual es difícil aconsejarle porque su conveniencia es función fundamentalmente de sus molestias.

 

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