Endoscopía Urológica

La ENDOSCOPÍA UROLÒGICA es un método mínimamente invasivo, que nos permite realizar intervenciones en los pacientes, sin heridas o con heridas muy pequeñas, para tratar cierto tipo de enfermedades como por ejemplo: cálculos renales, la estrechez de la unión del riñón con el uréter, la resección de la próstata y otro tipo de patologías.

Endoscopía Uretral

Es una exploración endoscópica que introduce un tubo delgado a través del meato uretral, accediendo a la uretra y vejiga urinaria. Este tubo o cistoscopio lleva incorporado una cámara de vídeo de reducido tamaño con una potente luz para visualizar el interior de la uretra y de la vejiga urinaria.

La condición patológica más frecuente es la estrechez uretral, generalmente secundaria a uretritis blenorrágica. El gran avance es la visión directa que proporciona un endoscopio, de forma que el urólogo puede ver la estenosis de la uretra y cortar con un pequeño cuchillo bajo control visual. El gran mérito de este instrumento es su sencillez; la simplicidad del procedimiento permite repetirlo a veces sólo con anestesia local.

Endoscopía Próstática

Durante una endoscopia, el profesional de la cirugía inserta el endoscopio en el cuerpo de una persona, que en el caso de los afectados por hiperplasia benigna de próstata se hace por el pene, y un láser que pasa a través del visor libera energía para contraer o eliminar el exceso de tejido que impide el flujo de orina.

La mayoría de los endoscopios son tubos delgados con una potente fuente de luz y una cámara miniatura en el extremo, con un canal a través del cual el médico inserta herramientas para recolectar tejido o proporcionar tratamiento.

Las lesiones prostáticas son el mayor objeto de la cirugía endoscópica.

Se utiliza esta técnica a raíz de la alta morbilidad, del prolongado tiempo de uso de sonda uretrovesical y de hospitalización de los pacientes con cirugía abierta. En este tipo de cirugía endoscópica, la próstata se extrae con un aparato especial, llamado resectoscopio, que se introduce a través de la uretra y permite la resección de la glándula en pequeños trozos y bajo visión directa.

Sus ventajas más notables son que no se abre ni la vejiga ni la logia prostática, no hay obviamente incisión cutánea y por ello casi no hay dolor postoperatorio, salvo el derivado del uso de una sonda uretro vesical por tres a cinco días. Su efectividad en desobstruir a los pacientes es del 90% aproximadamente.

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