Los estudios urodinámicos son examenes que permite estudiar la funcionalidad del aparato urinario,y el registro gráfico y simultáneo de la presión intraabdominal, la presión intravesical y el flujo uretral durante el llenado de la vejiga y su vaciamiento con el objetivo de evaluar la función uretral, y la capacidad y estabilidad vesical.
Se colocan catéteres vesicales y rectales y una sonda vesical. Además, el estudio requiere cambios en la posición de la paciente (sentada y de pie). Se infunden líquidos para evaluar las distintas fases de llenado y se registra la aparición del deseo miccional con mediciones premiccionales y posmiccionales.
Los estudios urodinámicos se utilizan como ayuda diagnóstica en casos de obstrucción urinaria baja, incontinencia urinaria tanto masculina como femenina, Vejiga neurogénica y compromiso vesical de otras enfermedades como la diabetes o patologías neurológicas tanto en hombres, mujeres y niños.
Los riesgos son mínimos durante ese procedimiento, si se toman todas las precauciones para su realización. Se pueden presentar infecciones urinarias de manera infrecuente ya que la mayoría de las veces empleamos antibióticos a bajas dosis como medida preventiva posterior a la realización, algunos pacientes pueden también presentar mareos. El estudio urodinámico es generalmente un procedimiento bien tolerado y no doloroso, se realiza de manera ambulatoria y posterior a su realización la persona puede continuar con sus actividades habituales.
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La urodinamia brinda información sobre la presión intravesical con repleción y durante el vaciamiento, la presión abdominal, la presión uretral, el flujo miccional, el volumen miccional y la presencia o no de residuo miccional patológico.
¿Cuándo puede ser aconsejable o necesario los estudios urodinámicos?
Tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres, el especialista puede indicar la necesidad de realizar el estudio por distintas causas, siendo una de las más frecuentes la incontinencia urinaria. Existen distintas variables dentro de esta compleja patología. Puede tratarse de una incontinencia por esfuerzo, que afecta más a las mujeres y se produce, por ejemplo, al toser o al levantar un peso. También puede ser una incontinencia de urgencia, que implica ganas irrefrenables de orinar y puede estar relacionada con algún tipo de infección. El estudio urodinámico va a permitir definir a qué tipo de incontinencia nos enfrentamos y dónde está su origen.
Además, esta prueba suele ser complementaria en el diagnóstico de otras patologías, como pueden ser un flujo de orina anormalmente escaso, sensación dolorosa al miccionar, presencia de algún tipo obstrucción o problemas relacionados con la próstata, en el caso de los hombres.
El estudios urodinámicos puede servir para descartar que exista una enfermedad relacionada con el aparato urinario, apuntando a que quizás las disfunciones en la micción puedan tener otros orígenes, entre ellos alguna dolencia de carácter neurológico que aún no ha sido detectada. También es frecuente como parte del preoperatorio de distintas cirugías, como la intervención para corregir el prolapso uterino, una cirugía de próstata o una cuyo objetivo sea la sustitución de un esfínter dañado por uno artificial.
Se indica la realización de estudios urodinámicos siempre que se sospeche un mal funcionamiento del tracto urinario inferior, algunas de las indicaciones de urodinamia son:
- Estudio de la vejiga neurogénica (mielodisplasias, trauma medular, daño cerebral, etc.)
- Infecciones urinarias recurrentes cuando se descartan las causas anatómicas
- Incontinencia urinaria en la mujer
- Estudio de la incontinencia urinaria en los niños y enuresis (micción durante el sueño).
- Estudio de la incontinencia urinaria en los hombres
- Infecciones urinarias en niños cuando se sospecha una causa funcional
- Síntomas urinarios bajos en el hombre y la mujer (micción frecuente en el día y la noche, retención urinaria, ardor al orinar, etc.)
¿En qué consisten los estudios urodinámicos?
En la mayoría de los casos, esta prueba se realiza de manera ambulatoria y con anestesia local. No es dolorosa, pero sí puede resultar bastante incómoda, ya que requiere la introducción de una sonda a través de la uretra y de una segunda a nivel del recto.
Se divide en dos fases principales: una de llenado de la vejiga, en la que se introduce un líquido específico a través de la sonda, y la otra de vaciado. Durante todo el proceso, y con avanzada aparatología, se registra la presión vesical, la que experimentan los esfínteres y también la intra abdominal.
La Society of Urologic Nurses and Associates (SUNA) detalla que el estudio comienza, generalmente, con una flujometría, es decir, se suele pedir al paciente que llegue con la vejiga llena para que pueda, en un primer momento, miccionar con normalidad. Así, los especialistas obtienen una primera información (tiempo, cantidad de orina, posible dolor…). Seguidamente, mediante la sonda correspondiente, se procede al nuevo llenado de la vejiga para poder medir su presión interna. Finalmente y como última fase, el paciente procede a expulsar el líquido de llenado siguiendo las indicaciones médicas.
En ocasiones, el examen puede completarse con un electromiograma, prueba que mide la actividad de los músculos relacionados con el sistema urinario, su grado de contracción o laxitud.
En cuanto a la preparación previa, en el caso de las personas mayores, el médico pude indicar la necesidad de suspender, previa y temporalmente, la administración de determinados fármacos, generalmente incluidos en tratamientos anticoagulantes.